El Perú sigue siendo una sociedad de baja integración social. Esto explica, en gran parte, nuestros conflictos y contradicciones
Nelson Manrique, en una interesante ponencia titulada “La mayoría invisible: los indios y la cuestión nacional”, publicada en una obra colectiva en el 2003, sostiene –con razón– que debe conciliarse la diversidad cultural con la unidad nacional, y que esta conciliación implica el reconocimiento pleno de la ciudadanía “con el conjunto de derechos que eso supone, para que los indígenas puedan construir su propio futuro”. Lo que implica, prosigue el autor, dejar la actitud paternalista y “afirmar el espacio [para] que puedan desplegar, a partir de su propia identidad, el desarrollo de sus propias culturas para brindar el aporte necesario y construir la nación que queremos”. Continúa Manrique explicando que ahora se acepta “la incorporación de los indígenas a la nación”; sin embargo, “todavía persiste una especie de chantaje por el cual se acepta que el indio puede incorporarse como ciudadano a condición de que deje de ser indio”. Incluso para él, “el propio discurso del mestizaje ha terminado significando desindigenización: dejar de ser indio para ser peruano”. Cambiar el etnocidio biológico (la eliminación física de los indígenas) por el etnocidio cultural (la eliminación de su identidad).